miércoles, 16 de mayo de 2007

Idea versus representación


Antíferas: ¿Quién tiene la voluntad de dar y quitar, más que Dios? ¿Quién más que el Creador puede saber la verdad de cada corazón? ¿Acaso soy digno de cuestionar esta vida? ¿Soy digno de cuestionar las verdades de nuestra naturaleza? ¿Soy digno de querer callar a otro ser humano que solo expresa lo que siente?

Postíferas: Somos uno con Dios, y Dios habita dentro de nosotros. Es esa dualidad espiritual, nuestra alma, la que nos da alas para experimentar con el pensamiento y el libre albedrío. Creo irrefutable, por lo tanto, que podemos y debemos cuestionar el universo pues en cierto modo es nuestra propia creación.

Antíferas: Entiendo que un hombre tiene a Dios en su corazón, y que vos al igual que yo sos un ser librepensante, de amplio criterio: ¿más no es esto acaso una simple ilusión de esta nuestra creación? ¿No es tu capacidad de cuestionamiento un mero espejismo de tu sistema de pensamiento, de la misma forma en que tu capacidad de tener placer se debe a tu sistema nervioso?

Postíferas: No creo que mi capacidad de tener placer sea una simple ilusión, pues eso borraría las barreras de lo que es real y lo que no. Si no es nuestro derecho divino el cuestionar ¿por qué lo haríamos?

Antíferas: Precisamente cuestionamos porque no entendemos muy bien ese límite entre lo real y lo ilusorio. La idea por un lado y la representación por el otro nos hacen dudar de qué lado estamos pues no es natural para nosotros el separar una cosa de la otra: somos carne y somos alma, somos idea y somos representación. Entonces, ¿qué intentamos hacer al cuestionar esta vida? ¿Es valido y moral cuestionar a otro hombre?

Postíferas: A la luz de lo que me decís, debo ahora admitir que no sé. Pues por un lado lo hacemos y ha traído resultados, mas no siempre por su motivo original: intentamos cuestionar la representación en pos de una idea.

Antíferas: Correcto. Más aun, esa es la razón de la mayor parte de la idiotez humana: no entendemos como sociedad cual es el límite de la idea y cual de la representación, y rara vez atacamos los problemas donde están. Por lo general un problema de representación termina cancelando una idea, y un problema de idea termina siendo notorio solo cuando su representación se salió de control. El problema es la percepción.

Postíferas: Ya veo lo que querés decir. La realidad entonces no existe, solo existe nuestra percepción, y es esta percepción que crea lo que llamamos realidad.

Antíferas: Fácilmente lo has comprendido. Pero la realidad que habita en nuestra interpretación de lo que percibimos es el único criterio que podemos tomar para cuestionar la vida, y por supuesto para cuestionar a otro hombre. No tenemos otra herramienta más que nuestro razonamiento para arremeter contra otros, basados en meras percepciones talladas con mecanismos deficientes: vista, oido, olfato... es un problema de justificación: ¿no son acaso nuestros sentidos aun más deficientes que nuestro raciocinio?

Postíferas: Igual o peor. Y sin embargo, no queda opción más que seguir cuestionando (como lo hemos hecho con nuestras percepciones y raciocinio) pues solo así nos equivocamos y solo equivocándonos aprendemos.

Antíferas: Gracias a Dios, aprendiste un poco más hoy.