martes, 29 de julio de 2008

La inteligencia y yo

Foto tomada de Brickshelf.


Si bien algunas personas me han dicho que soy un individuo inteligente, las mismas no me conocen bien. Algunas veces la gente te juzga mal, ya sea de inteligente o falto de cerebro, por sencillos actos de raciocinio o sentido común. Si uno hace algo que haya sido levemente razonado, y lo expone como tal, ya se le considera inteligente, cuando en realidad probablemente lo que sea es buen comunicador. Si alguien hace algo aparentemente tonto y no comunica el porqué, se le tilda de imbécil o decerebrado.

Yo tengo problemas con las personas que andan contando cuánto es su coeficiente intelectual solo porque su psicóloga les hizo la pruebilla esa. Fuera de cuestionamientos en cuanto a su veracidad o practicidad, el andar contando el resultado de esta prueba solo es un indicador de la inmadurez emocional de esa persona, o de su falta de capacidad de ver que contar que uno es inteligente (o tonto) no produce ningún efecto si no estamos demostrándolo con actos.

Como ya lo había mencionado en un post anterior, he estado pensando en la mente mucho últimamente sin llegar a ningún lado. Lo único que se es que el término inteligencia es muy amplio y como tal merece una definición sencilla: "Inteligencia: dícese de la capacidad de encontrar orden donde naturalmente solo hay desorden". Esa es mi propia definición, primitiva y relativista. Significa que una mente humana puede encontrar la forma de bajar la entropía de su entorno para hacerlo más agradable, puede tomar los elementos de la naturaleza y convertirlos en un automóvil, puede tomar un montón de números en la pizarra y desarrollar una teoría numérica, puede agarrar un lápiz y dibujar un hermoso desnudo, puede tomar un ukelele y hacer que suene bonito.

Soy un chico Asperger, uno particularmente estructural, y eso a veces confunde a la gente. Como dice una amiga mía: "That which people say I am, is what I'm not". Si alguien me va a juzgar de inteligente, que se lo guarde para sí mismo. Lo que en realidad me interesa es que me juzguen de tonto y me lo digan, y más importante aun: que me digan el porqué, pues es la única forma en que podré mejorar como ser humano que soy. Amén.

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Bonus!
All My Loving, by Julia Nunez (I love this gal). Original from The Beatles.


viernes, 11 de julio de 2008

El tiempo y yo


Hace unos días veía una película que trataba de una joven mujercita que debía asumir responsabilidades en su hogar; en una escena, ella consume algún tipo de ácido con su novio "mientras me sale algo mejor" y empiezan a alucinar. En el diálogo de la película mencionaron algo que me llamó la atención: él le decía a ella


"el tiempo no existe, yo soy el tiempo, tu eres el tiempo..." 

y así continuó por un buen rato. De la película no hay nada más rescatable, al menos no para esto que estoy escribiendo. Se deben estar preguntando: ¿qué rayos le llamó la atención de un comentario de una mente drogada? Como decían en Escuela para Todos: oigamos la respuesta!!!

Vengo pensando en el concepto de la mente desde hace muchos años. He de admitir que no he avanzado nada, entre más razono al respecto más me doy cuenta que menos entiendo. De hecho no solo no he avanzado, sino que he retrocedido.

El tiempo, al igual que la autoconsciencia, es un concepto difícil de describir sin recurrir a él mismo. Al tiempo hay que descomponerlo en sus partes, necesariamente, para entenderlo. Quiero dejar el concepto cuántico por fuera durante este ensayo, solo por el bien de la argumentación, a sabiendas que lo que escribo no tiene sentido si se toma la mecánica cuántica en cuenta.

Podemos observar 3 partes del tiempo:
  • La dirección en que se mueve el universo;
  • La dirección en que aumenta la entropía termodinámica de los sistemas;
  • La dirección psicológica del tiempo (la que percibimos).
Las 3 partes del tiempo concuerdan en dirección, todas se mueven hacia adelante. El universo parece expandirse, y dados nuestros modelos actuales, el universo solo puede expandirse en esa dirección del tiempo sin que las cosas salgan muy mal. Si el universo se expandiera mientras el tiempo transcurre para atrás, o si se contrajera mientras el tiempo va hacia adelante, las condiciones necesarias para la vida no se darían (o al menos eso creemos).

La entropía de los sistemas aumenta en la dirección del tiempo hacia adelante. Si los sistemas bajaran su entropía con la dirección del tiempo hacia adelante, o si los sistemas aumentaran su entropía para atrás en el tiempo, veríamos que los floreros quebrados se rejuntan solos del suelo y brincan hacia la mesa para quedar armados al caer.

La dirección psicológica del tiempo es aquella que percibimos. Nos movemos hacia el futuro, viniendo del pasado, pero siempre estamos en el presente. Podemos recordar para atrás pero no para adelante. En nuestra mente cada vez hay más memorias y entendemos mejor las cosas, y esto nos permite tomar el caos y convertirlo en orden (este esfuerzo mental genera calor, equilibrandose así las leyes de la termodinámica).

¿Lo notaron? Nuestra mente convierte el caos en orden, un poco en contra de lo que el mismo universo tiende hacer con su entropía. ¿Acaso eso significa que nuestra mente está en constante violación de la dirección del tiempo? El tiempo está intrínsecamente unido a la entropía termodinámica, y si nosotros podemos disminuir la entropía y crear orden a partir del desorden, podríamos decir que nuestra propia mente tuerce la dirección del tiempo en la realidad, forzándola a ir para atrás.

La mente humana percibe el tiempo en una dirección, pero es capaz de hacer cosas con sus manos que la naturaleza no puede hacer. Esta computadora en la que escribo es casi absolutamente improbable que pueda ser generada por un proceso natural, sin intervención de la inteligencia, pues reúne una cantidad de orden altísimo, extraído de un desorden también altísimo. De la misma forma, el universo puede ser modificado por la inteligencia, pues cabe dentro de lo imaginable el pensar que la humanidad del futuro (o cualquier otro ser inteligente de este multiverso) pueda extraer energía de las estrellas, mover planetas, mover sistemas solares enteros, disponer galaxias a su antojo. En ese momento, el universo será suyo y la dirección del tiempo dejará de importar.

¿Será entonces posible que ese drogadicto tenía razón? ¿Será que nosotros somos el tiempo, y no nos hemos dado cuenta aun?

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Bonus!
I Met the Walrus (entrevista a John Lenon 1969, con animación)