sábado, 31 de enero de 2009

La travesía


Cierro mis ojos. En este silencio, en esta obscuridad, empiezo a ver los destellos de Dios. Poco a poco la luz me envuelve, y el sonido me conmueve. Cual terremoto, parte mi ser en dos, y la parte liviana se eleva por encima de mi vulgar físico, dejando atrás mi impureza, lavando mi alma para presentarme ante el Supremo. La luz cambia, y noto que tengo muchos iguales a mí al rededor. El sonido me guía, y el calor de su amor lo siento en mi pecho. Continúo, y logro ver rostros conocidos, logro entender el porqué de mi existencia, logro resolver los problemás que me aquejan, y dejo de ser esclavo del mundo. Dejo de pensar en lo vil de la injusticia, en el sufrimiento inherente a la Tierra. Entiendo que Dios es uno, y yo soy parte de él, junto a todos los que me rodean. Entiendo que al avanzar solo voy en busca del rencuentro conmigo mismo, de la fortuna de volver a ser uno con la fuerza más impresionante de la naturaleza. Y al llegar a tocarlo pierdo mi identidad, regreso a la primicia, a la fuente de todo, de donde salimos hace ya mucho tiempo en busca de una experiencia diferente.

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Don Davis - Neodammerung (video: the war of the Gods)

La juventud no dura mucho, hay que aprovecharla.

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